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Coronilla a la D.Misericordia: Hora de la Divina Misericordia 3:00 p.m.

Reflexiones diarias, súplica y oración

Miércoles, 2 de febrero de 2022

1. Reflexión:

(70) Acompaño frecuentemente a las almas agonizantes [415] e impetro para ellas la confianza en la Divina Misericordia y suplico a Dios la magnanimidad de la gracia de Dios que siempre triunfa. La Divina Misericordia alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y misterioso.  Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma iluminada por un rayo de la fuerte, y ultima, gracia divina, se dirige a Dios en el último momento con tanta fuerza de amor que en ese ultimo momento obtiene de Dios [el perdón] de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas exteriores.  Oh qué insondable es la Divina Misericordia.  Pero, ¡qué horror! También hay almas que rechazan voluntaria y conscientemente esta gracia y la desprecian.  Aun ya en la agonía misma Dios misericordioso de al alma un momento de lucidez interior y si el alma quiere, tiene la posibilidad de volver a Dios.  Pero a veces, en las almas hay una dureza (71) tan grande que conscientemente eligen el infierno; frustran todas las oraciones que otras almas elevan a Dios por ellas e incluso los mismos esfuerzos de Dios… (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1698).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de confiar siempre en la misericordia del Señor en los momentos difíciles,
  • Pedir la gracia de entregarnos plenamente en las manos del Señor y depender de su Misericordia,
  • Orar por los agonizantes,
  • Orar por las almas del purgatorio,
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del dia:

No perder la esperanza y confiar siempre en la misericordia del Señor.

4. Oración final: 

Oh Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar, mi único amor y misericordia. Te recomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo.  Tu puedes ayudarme y ayudar a los agonizantes, porque Eres la Misericordia misma, en Ti toda mi esperanza. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1751). 

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).

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