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Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Jueves, 13 de octubre de 2022.

1. Reflexión:         

Un día, al despertarme, mientras me ponía en la presencia de Dios, empezó a invadirme la desesperación. La oscuridad total del alma.  Luché cuanto pude hasta el medio día.  En las horas de la tarde empezaron a apoderarse de mí los temores verdaderamente mortales, las fuerzas físicas empezaron a abandonarme.  Entré apresuradamente en la celda y me puse de rodillas delante del crucifijo y empecé a implorar la misericordia.  Sin embargo, Jesús no oyó mis llamamientos.  Me sentí despojada completamente de las fuerzas físicas, caí al suelo, la desesperación se apoderó de toda mi alma, sufrí realmente las penas infernales, que no difieren en nada de las del infierno.  En tal estado permanecí durante tres cuartos de hora.  Quise ir a la Maestra pero no tuve fuerzas.  Quise llamar, la voz me faltó, pero, felizmente, en la celda entró una de las hermanas [30].  Al verme en el estado tan extraño, en seguida aviso a la Maestra.  La Madre vino enseguida.  Al entrar en la celda dijo estas palabras:  En nombre de la santa obediencia [31], levántese del suelo.  Inmediatamente alguna fuerza me levantó del suelo y me puse de pie junto a la querida Maestra.  (10)  En una conversación cordial me explicó que era una prueba de Dios. Hermana, tenga una gran confianza, Dios es siempre Padre aunque somete a pruebas.  Volví a mis deberes como si me hubiera levantado de la tumba.  Los sentidos impregnados de lo que mi alma había experimentado.  Durante el oficio vespertino mi alma empezó a agonizar en una terrible oscuridad; sentí que estaba bajo el poder de Dios Justo y que era objeto de Su desdén.  En esos terribles momentos dije a Dios: Jesús que en el Evangelio Te comparas a la más tierna de las madres, confío en Tus palabras, porque Tú eres la Verdad y la Vida.  Jesús confío en Ti contra toda esperanza, contra todo sentimiento que está dentro de mí y es contrario a la esperanza.  Haz conmigo lo que quieras, no me alejaré de Ti, porque Tú eres la fuente de mi vida.  Lo terrible que es este tormento del alma, solamente lo puede entender quien experimentó momentos semejantes. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 24).

2. Súplicas:  

  • Pidamos  la gracia de ser obedientes y de confiar en el Señor en los momentos de pruebas.
  • Oremos por los que están bajo la influencia del maligno y por los que creen en las fuerzas satánicas.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

Oración: 

Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (Diario 1265)

3. Propósito del día:

Confiar en el Rey de misericordia contra toda esperanza.

 

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