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Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 19 de junio de 2022.

1. Reflexión

(128) 30 I 1938. Retiro espiritual de un día.

Durante la meditación el Señor me indicó que mientras el corazón lata en mi pecho, debo procurar siempre que el reino de Dios se extienda en la tierra.  He de luchar por la gloria de mi Creador. Sé que daré a Dios la gloria que espera de mi, si trato de colaborar fielmente con la gracia de Dios.

Deseo vivir en espíritu de fe, acepto todo lo que me sucede como enviado por la voluntad amorosa de Dios que desea sinceramente mi felicidad; por eso todo lo que Dios me envíe lo aceptaré con sumisión y agradecimiento sin hacer caso a la voz de la naturaleza ni a las sugerencias del amor propio. Antes de emprender una acción de mayor importancia reflexionaré un momento para ver qué relación tiene con la vida eterna y cuál es el motivo principal de hacerla: la gloria de Dios o el bien de mi propia alma o el bien de otras almas.  Si el corazón me dice si, entonces seré inflexible en la ejecución de dicha acción, (129) sin reparar en ningún obstáculo ni sacrificio; no me dejaré desviar del propósito que me haya propuesto, me bastará saber que es grato a Dios.  Y si conozco que una acción dada no tiene nada que ver con lo dicho anteriormente, trataré de elevarla a esferas más altas mediante una buena intención.  Y si conozco que algo proviene del amor propio lo eliminaré en su origen.

En los momentos de dudas no actuaré, sino que buscaré cuidadosamente una explicación entre el clero, y especialmente en mi director espiritual. No justificarme de los reproches y las observaciones hechas por cualquiera, excepto el caso de ser interrogada directamente para dar testimonio de la verdad.  Escuchar con gran paciencia las confidencias de los demás, encargarme de sus sufrimientos, confortándolos y sumergir mis propios sufrimientos en el compasivísimo Corazón de Jesús.  Nunca salir de las profundidades de su misericordia e introducir en ella al mundo entero (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario,1548-1550).

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de confiar en las promesas del Señor.
  • Oremos por los enfermos y por nuestra propia conversión.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósitos del día:

Vivir la pureza del corazón.  

4. Oración Final:

Oh Jesús mío, Vida de mi alma, Vida mía, Salvador mío, mi dulcísimo Esposo y a la vez mi Juez, Tu sabes que en esta última hora no contaré con ningún merito mío, sino únicamente con Tu misericordia. Ya desde hoy me sumerjo toda en este abismo de Tu misericordia que siempre está abierto para cada alma. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1553).

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).


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