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Coronilla a la D.Misericordia: Hora de la Divina Misericordia 3:00 p.m.

Reflexiones diarias, súplica y oración

 

Domingo, 30 de enero de 2022

1. Reflexión:

“Un día vi dos caminos:  un camino ancho, cubierto de arena y flores, lleno de alegría y de música y de otras diversiones.  La gente iba por este camino bailando y divirtiéndose, llegaba al final sin advertir que ya era el final.  Pero al final del camino había un espantoso precipicio, es decir el abismo infernal.  Aquellas almas caían ciegamente en ese abismo; a medida que llegaban, caían.  Y eran tan numerosas que fue imposible contarlas.  Y vi también otro camino, o más bien un sendero, porque era estrecho y cubierto de espinas y de piedras, y las personas que por él caminaban [tenían] lágrimas en los ojos y sufrían distintos dolores.  Algunas caían sobre las piedras, pero en seguida se levantaban y seguían andando.  Y al final del camino había un espléndido jardín, lleno de todo tipo de felicidad y allí entraban todas aquellas almas.  En seguida, desde el primer momento olvidaban sus sufrimientos” (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 153).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de escoger en todo momento el camino de la verdad y de la vida a pesar de las dificultades,
  • Pedir la gracia de reconocer que el Rey de Misericordia es nuestro Único Maestro que guía siempre nuestras acciones y nuestro camino.
  • Orar por aquellos que se sienten abandonados del Rey del Señor en medio de sus sufrimientos para que sepan que el sufrimiento no tiene la última palabra en nuestra vida,
  • Orar por los sacerdotes y los religios, para que el Señor aumente la fe y la confianza en ellos,
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del dia:

Ofrecer mi ayuno por los que, libremente, escogen el camino de la perdición.

4. Oración final: 

Nada son para mí todas las potencias del mundo y de todo el infierno, todo tiene que caer frente a la potencia de tu nombre.  Dejo todo en Tus manos, oh Señor y Dios mío.  Único guía de mi alma, dirígeme según Tus eternos deseos. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 858).  

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).


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