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Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Viernes, 12 de Agosto de 2022.

1. Reflexión

Y cuando descansé junto a su dulcísimo Corazón, Le dije: Jesús, tengo tantas cosas que decirte.  Y el Señor me dijo con gran dulzura:  Habla, hija Mía.  Y empecé a expresar los sufrimientos de mi corazón, a saber:  que me preocupa mucho toda la humanidad, que no todos Te conocen y los que Te conocen no Te aman como mereces ser amado.  Además veo que los pecadores Te ofenden terriblemente y veo también la gran opresión y persecución de los fieles, especialmente de tus siervos y más aun veo muchas almas que se precipitan ciegamente en el terrible abismo infernal.  Ves, oh Jesús, éste es el dolor que penetra mi corazón y mis huesos, y aunque me haces el don de Tu amor singular, e inundas mi corazón con los torrentes de Tu alegría, esto no atenúa los sufrimientos que acabo de mencionarte, sino que más bien penetran (281) mi pobre corazón de modo más vivo.  Oh, qué ardiente es mi deseo de que toda la humanidad vuelva con confianza a Tu misericordia; entonces, tendrá alivio mi corazón viendo la gloria de Tu nombre.  Jesús escuchó este desahogo de mi corazón con atención e interés, como si no supiera nada y casi escondiendo ante mí el conocimiento de aquellas cosas, así yo me sentía más libre en hablar.  Y el Señor me dijo:  Hija Mía, Me son agradables las palabras de tu corazón y por el rezo de esta coronilla acercas a Mi la humanidad.  Después de estas palabras me encontré sola, pero la presencia de Dios está siempre en mi alma (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 929).

2. Súplicas:

  • Pidamos al Señor la gracia de acercarnos al Señor con confianza.
  • Oremos por los desempleados y por los refugiados.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósitos del día:

Mantener una actitud de silencio interior para favorecer el encuentro con el Señor.    

4. Oración Final:

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario, 950).

 

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).

 

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