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Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 22 de mayo de 2022

1. Reflexión

Cuando un día, Dios me hizo saber interiormente que no había perdido nunca la inocencia y que a pesar de distintos peligros en los cuales me había encontrado, Él Mismo me protegía para que quedara intacta la virginidad de mi alma y de mi corazón ese día lo pasé en un ferviente agradecimiento interior. Agradecía a Dios por haber dignado protegerme contra el mal, pero también porque había encontrado gracia a sus ojos y porque Él Mismo se había dignado asegurarme de ella.

Y algunos años más tarde se dignó confirmarme en esta gracia, y desde entonces no experimento la rebeldía de los sentidos contra el alma. Lo tengo descrito más detalladamente en otro cuaderno [315].  Cada vez que recuerdo esta inconcebible gracia, una nueva llama de amor y de agradecimiento a Dios brota de mi corazón, y este amor me conduce a olvidarme completamente de mi.

Desde aquellos días vivo bajo el manto virginal de la Santísima Virgen, ella me cuida y me instruye; estoy tranquila junto a su Inmaculado Corazón, ya que soy débil e inexperta, por eso, como una niña me abrazo a su Corazón. A pesar de afirmarme Dios en esta virtud, vigilo continuamente y tengo miedo incluso de mi propia sombra y es solamente porque he amado mucho a Dios (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario 1095-1098).

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de confiar en la poderosa intercesión de la Virgen María.
  • Oremos por las almas del purgatorio.
  • Oremos por aquellos que viven bajo la influencia del enemigo.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósitos del dia:

Rezar por las intenciones de la Virgen María.  

4. Oración Final:

(34) Oh María, Madre y Señora mía.  Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y todo lo que vendrá después de ella.  Pongo todo en tus manos, oh mi Madre.  Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.  Con tu poder defiéndeme de todo enemigo, especialmente de aquellos que esconden su malicia bajo una máscara de virtud. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 79). 

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda LIBRO MUY RECOMENDADO: Mini tienda Refugio Seguro