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Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 11 de septiembre de 2022.

1. Reflexión:          

La noche del ultimo día en que iba a salir de Vilna, una hermana [231], de edad ya avanzada, me reveló el estado de su alma; me dijo que desde hacia ya un par de años sufría interiormente, que le parecía que todas las confesiones habían sido mal hechas y que tenía dudas de si Jesús le había perdonado. Le pregunté si había hablado de eso alguna vez al confesor.  Me contestó que ya muchas veces (85) había hablado de eso al confesor y siempre los confesores me dicen que esté tranquila; sin embargo sufro mucho y nada me da alivio, y siempre me parece que Dios no me ha perdonado.  Le contesté:  Obedezca, hermana, al confesor y esté completamente tranquila, porque seguramente es una tentación.  No obstante, ella con lágrimas en los ojos, suplicó que preguntara a Jesús si la había perdonado y si sus confesiones habían sido buenas o no.  Le contesté enérgicamente:  Pregunte usted misma, hermana, si no cree a los confesores.  Pero ella me apretó de la mano y no quería dejarme hasta que le dijera que rogaría por ella y le relataría lo que Jesús me contestaría.  Llorando amargamente no quería dejarme y me dijo:  Yo sé, hermana, que Jesús le habla,  Y sin poder liberarme de ella.  Por la noche, durante la Bendición, oí en el alma estas palabras:  Dile que su desconfianza hiere más Mi Corazón que los pecados que cometió.  Cuando se lo dije se puso a llorar como una niña y una gran alegría entro en su alma.  Comprendí que Dios deseaba consolar esa alma por mi medio, por lo tanto, a pesar de que esto me costó mucho, cumplí el deseo de Dios. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 628). 

2. Súplicas:  

  • Pidamos la gracia de creer en el perdón de los pecados y de confiar plenamente en el Señor.
  • Oremos por los pecadores empedernidos y por los que viven en la esclavitud de los vicios.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

Oración: 

Oh Jesús mío, Maestro y Director espiritual, fortifícame, ilumíname en estos momentos difíciles de mi vida, no espero ayuda de parte de los hombres, en Ti toda mi esperanza. Siento que estoy sola frente a tus deseos, Señor.  A pesar de los temores y la aversión de la naturaleza, cumplo Tu santa voluntad y deseo cumplirla con máxima fidelidad en toda mi vida y en la hora de la muerte.  Oh Jesús, Contigo puedo todo, haz de mi lo que Te agrade, dame solamente Tu Corazón misericordioso y será suficiente para mi. Jesús en Ti confío y solo en Ti espero. Amén.

3. Propósito del día:

Agradecer al Señor por el perdón de mis pecados. 

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).

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