Orar con el Diario de Sor Santa Faustina: La Divina Misericordia en mi alma.

 

Sábado, 30/04/2022: Un devoto a la Divina Misericordia no debe alejarse de la obediencia a la voluntad del Señor que es nuestra tabla de salvación en la prueba de fuego.

1. ORACIÓN INICIAL
ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO (Cardenal Verdier)

2. LECTURA

El sufrimiento más grande para mí era la impresión de que mis oraciones y mis buenas obras no agradaban al Señor. No me atrevía a mirar hacia el cielo.  Eso me  producía un sufrimiento tan grande que cuando estaba en la capilla para los ejercicios espirituales comunitarios, terminados aquellos, la Madre Superiora [62] me llamaba y me decía: Pida, hermana, a Dios, gracia y consolación, porque yo misma veo y (28) me lo dicen otras hermanas, que al sólo verla, hermana, usted suscita compasión.  De verdad, no sé qué hacer con usted.  Le ordeno no afligirse por nada.  Sin embargo, todos esos coloquios con la Madre Superiora no me dieron alivio, ni me aclararon nada.  Una oscuridad aún más densa me ocultaba a Dios.  Busqué ayuda en el confesionario, pero tampoco allí la encontré.  Un sacerdote virtuoso quiso ayudarme, pero yo estaba tan preocupada que ni siquiera supe explicar mis tormentos y eso me causó sufrimientos aún mayores.  Una tristeza mortal se apoderó de mi alma hasta tal punto que no lograba ocultarla y se manifestaba también exteriormente. Perdí la esperanza.  La noche cada vez más oscura.  El sacerdote con quien me confesaba me dijo:  Yo veo en usted, hermana, unas gracias particulares y estoy completamente tranquilo por usted.  ¿Por qué, pues, se atormenta tanto?  Pero, en aquel entonces, yo no lo entendía, pues me extrañaba enormemente cuando por penitencia me hacía rezar el Te Deum o el Magnificat, o a veces, al atardecer, debía correr rápidamente por el jardín o reírme ruidosamente diez veces al día.  Esas penitencias me asombraban mucho, pero a pesar de ellas ese sacerdote no me ayudó mucho.  El Señor quería, quizá, que yo lo alabase con el sufrimiento.  El sacerdote me consolaba [diciendo] que encontrándome en ese estado agradaba más a Dios que si estuviera inundada de las más grandes consolaciones.  Qué gracia tan grande de Dios, hermana, que usted en el actual estado de tormentos espirituales en que se encuentra, no ofenda a Dios, sino que trata de ejercitarse en las virtudes.  Yo observo su alma, veo en ella grandes planes de Dios y gracias especiales, y viendo esto en usted, hermana, doy gracias al Señor.  Sin embargo y a pesar de todo mi alma se encontraba en suplicios y tormentos inexpresables.  Imitaba al ciego que se fía de su guía y agarra con fuerza su mano y ni por un momento me alejaba de la obediencia que era mi tabla de salvación en la prueba de fuego. (Santa María Faustina Kowalska, Diario, La Divina Misericordia en mi alma, Diario 68)

(Después de la lectura: 5 MINUTOS DE SILENCIO ORANTE: para que este mensaje entre en nosotros e ilumine nuestra vida. En este silencio, cada uno de nosotros ha de situarse en el relato que hemos escuchado)

3. PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

  1.  ¿Qué suelo hacer o qué debo hacer, cuando el momento de la oscuridad invade mi ser y no consigo ninguna ayuda?
  2. ¿Perder la esperanza es lo mismo que dejar de confiar en el Rey de Misericordia?
  3. ¿Cómo entiendo el sufrimiento en la vida de un alma que se esfuerza para tender a la perfección?
  4. Siguiendo el ejemplo de Santa Faustina, ¿qué debo hacer para no ofender al Señor, a pesar de estar en momentos de tormentos espirituales y a pesar de la “pérdida de la esperanza”?
  5. ¿Qué virtud debo pedir al Señor y que me hace falta para orientar mi vida en momentos de la prueba?
  6. ¿Qué entiendo por “no alejarme de la obediencia a la voluntad del Señor que es mi tabla de salvación en la prueba de fuego.”
  7. ¿Sabías que desconfiar en el Señor es una FALTA GRAVE? (procura hacer tus consideraciones personales al respecto)

4. ORIENTACIÓN

  • Revisar mi actitud en estado de tormentos espirituales .
  • Pensar en relación con el Rey de Misericordia.
  • Reflexionar sobre la importancia de la prueba y el sufrimiento en la vida de un alma que tiende a la perfección.
  • Preguntarme si hasta en los momentos de la prueba puedo confirmar que soy siempre fiel testigo y embajador de la misericordia del Señor, desde mi propio testimonio de vida.
  • Dar una definición personal, bajo la Luz del Espíritu Santo a: «obediencia a la Voluntad del Señor».
  • Pedir perdón al Rey de Misericordia por las veces que he desconfiado en Él en los momentos de la prueba y en los sufrimientos.

COMPARTIR EN GRUPO, EN FAMILIA O MEDITAR PERSONALMENTE (Reflexionar personalmente, sentir y gustar lo que el Señor te comunica a ti en este momento para ayudarte en la meditación y en la oración.) (SILENCIO) En el silencio del corazón, meditemos las frases o palabras que nos han llamado la atención de manera personal, y descubramos con la luz del Espíritu Santo: ¿Por qué esa palabra o frase me ha tocado a mí? ¿Qué me quiere decir el Señor hoy, a mí, personalmente?

5) PRECES y ACCIÓN DE GRACIAS (INTENCIONES LIBRES)

Oremos también, por las Intenciones de la Reina de la paz, por el fin de la propagación de la pandemia de COVID-19, por las almas del purgatorio, etc.

  • Padre Nuestro
  • Ave
  • Gloria

6. ORACIÓN FINAL:

Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre. Inclínate hacia nosotros, pecadores; sana nuestra debilidad, derrota todo mal; haz que todos los habitantes de la tierra experimenten tu Misericordia, para que, en ti, Dios uno y trino encuentren siempre la fuente de esperanza. Padre eterno, por la dolorosa pasión y resurrección de tu Hijo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Jesús en Ti confío y solo en Ti espero. Amén.

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