DÍA 4 Jesús conoce nuestra historia

(276) 6 II [1937]. Hoy el Señor me ha dicho: Hija Mía, Me dicen que tienes mucha sencillez, entonces ¿por qué no Me hablas de todo lo que te concierne aún de los más pequeños detalles? Háblame de todo. Has de saber que con esto Me procurarás mucho gozo. Contesté: Pero, Señor, Tú lo sabes todo. Y Jesús me contestó: Sí, Yo sé, pero tú no te justifiques diciendo que Yo sé, sino que con la sencillez de una niña, háblame de todo, porque tengo el oído y el corazón vuelto hacia ti y tus palabras Me son agradables. (Diario, 921).

PREGUNTA PARA LA REFLEXIÓN
¿Qué debo hacer para reconocer que? ¿Nuestro Señor Jesucristo tiene siempre el oído y el corazón vuelto hacia mí y Él conoce mi historia?
¿Cómo interpreto el silencio del Señor en mi vida?
¿Soy consciente de que Jesucristo está Vivo y me acompaña en todo momento de mi vida?

ORACIÓN DE MISERICORDIA
Oh Dios Eterno, en quien la Misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu Misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu Santa Voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén. (Diario 950)

CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA (ES PREFERIBLE REZARLA A LAS 15.00H)

¿CÓMO SE REZA LA CORONILLA? (véase el día 1)

MEDITACIÓN PARA LA HORA DE LA DIVINA MISERICORDIA

La Hora de la Misericordia: En octubre de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma” (Diario, 1572).
Querido Jesús, si es conforme a tu voluntad, te lo suplico, transforma mi vida en adoración de tu Infimita Misericordia, Siembra en mi alma el deseo de glorificar tu Misericordia en la sencillez de mi vida.

SÚPLICAS:
Pedir al Señor, que aumente nuestra Confianza en Él.
Pedir la gracia de tener a Jesucristo en mi corazón, a pesar de mi miseria.

EN UN CUADERNO, ESCRIBO:
• Primera columna: mis faltas cometidas
• En la segunda columna: mis heridas y dolores.
• Al terminar la jornada, me pongo en la presencia del Señor, bajo la luz del Espíritu Santo y la protección de la Santísima Virgen María para evaluar mi vida:
– He cumplido mis propósitos del día de hoy, conforme a la voluntad del Señor.
– He hecho al menos una obra de Misericordia, tanto corporal como espiritual.
Bendigo el día, doy gracias al Rey de Misericordia y firmo en mi corazón: “Jesús, en ti confío”.

Día 5. Llamados a vivir la Misericordia