Reflexiones diarias, súplicas y oraciones
1. Reflexión
(67) + 2 I 1938. Hoy, mientras me preparaba a la Santa Comunión, Jesús exigió que escribiera más, no solamente de las gracias que me concede, sino también de las cosas exteriores y eso para la consolación de muchas almas.
+ Después de esta noche de sufrimientos, cuando el sacerdote entró en la celda con el Señor Jesús, un ardor tan gran envolvió todo mi ser que sentía que si el sacerdote hubiera tardado un momento más, Jesús Mismo habría escapado de su mano y habría venido a mi. Después de la Santa Comunión el Señor me dijo:
Si el sacerdote no Me hubiera traído a ti, Yo Mismo habría venido bajo la misma apariencia. Hija Mía, tus sufrimientos de esta noche han obtenido la gracia de la misericordia para un gran número de almas.
+ Hija Mía, debo decirte algo. Contesté: Habla, Jesús, ya que estoy sedienta de Tus palabras. No Me gusta que te dejes guiar por las murmuraciones de las hermanas y que por esto no has podido confesarte con el Padre Andrasz en la celda; has de saber que con esto les has dado un motivo mayor para murmurar. (68) Humillándome grandemente pedí perdón al Señor. Oh Maestro mío, amonéstame, no me dejes pasar nada y no me dejes errar (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario 1457-1460).
2. Súplicas:
- Pidamos la gracia de depender siempre de la Misericordia del Señor.
- Oremos por los agonizantes y por la conversión de aquellos que están bajo la influencia del maligno
- Por nuestra humanidad doliente,
- Por las almas del Purgatorio,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por nuestra Santa Iglesia Católica,
- Por nuestras intenciones personales.
3. Propósitos del día:
Encontrar mi consuelo siempre en el Señor.
- Rezar la coronilla a la Divina Misericordia
- Respetar la hora de la Misericordia
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día
4. Oración Final:
Oh Jesús mío, cuando no soy comprendida y mi alma está atormentada, deseo quedarme un momento a solas Contigo. Las palabras de los mortales no me consolarán. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1461).
Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.
