Orar con el Diario de Santa Faustina
Sábado, 15 de julio de 2023
TEMA:
Dios concede todo lo que pedimos con confianza, si lo que se pide es conforme a su voluntad
1. ORACIÓN INICIAL
ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO (Cardenal Verdier)
2. LECTURA
“2 de febrero [1936]. Por la mañana, al despertarme al sonido de la campanilla, me entró un sueño tan grande que no logrando despertarme del todo, di un salto al agua fría y dos minutos después el sueño se me quitó. Al venir a la meditación (70) se agolpó en mi cabeza toda una confusión de pensamientos necios y luché durante toda la meditación. Lo mismo ocurrió durante las plegarias, pero cuando comenzó la Santa Misa, en mi alma reinó una extraña calma y alegría. En ese momento vi a la Santísima Virgen con el Niño Jesús y al Santo Anciano [221] que estaba detrás de Nuestra Señora. La Santísima Virgen me dijo: Aquí tienes el tesoro más precioso. Y me dio al Niño Jesús. Cuando tomé al Niño Jesús en brazos, la Virgen y San José desaparecieron; me quedé sola con el Niñito Jesús: Le dije:
Sé que eres mi Señor y Creador, a pesar de ser tan pequeño. Jesús tendió sus bracitos y me miraba sonriendo, mi espíritu estaba lleno de un gozo incomparable. De repente Jesús desapareció y la Santa Misa llegó al momento de acercarse a la Santa Comunión. Fui en seguida con otras hermanas a tomar la Santa Comunión con el alma llena [de su presencia]. Después de la Santa comunión (71) oí en el alma estas palabras: Yo soy en tu corazón el mismo al que tuviste en tus brazos. Entonces rogué al Señor por cierta alma [222] para que le concediera la gracia en la lucha y le quitara esa prueba. Se hará según pides, pero su mérito no disminuirá. Una alegría reinó en mi alma por ser Dios tan bueno y tan misericordioso; Dios concede todo lo que pedimos con confianza.
Después de cada conversación con el Señor mi alma es singularmente fortalecida, una profunda calma reina en mi alma y me hace tan valiente que no temo nada en el mundo; tengo un solo temor, el de entristecer a Jesús” (Santa María Faustina Kowalska, Diario, La Divina Misericordia en mi alma, Diario 608,609,610).
(Después de la lectura, observar unos cinco minutos de silencio orante: para que este mensaje entre en nosotros e ilumine nuestra vida. En este silencio, cada uno de nosotros ha de situarse en el relato que hemos escuchado y reflexionar personalmente, sentir y gustar lo que el Señor te quiere comunicar a ti en este momento para ayudarte en la meditación y en la oración). Preguntarte: ¿Qué me quiere decir el Señor hoy, a mí, personalmente? (Silencio).
A continuación, compartir en grupo, en familia o meditar personalmente
3. PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
- ¿Cómo suelo actuar cuando el cansancio me quiere dominar antes de empezar mis momentos de oración?
- ¿Qué significa para mi “la Santa Misa?
- ¿Por qué muchas veces no soy consciente de la presencia real del Rey de Misericordia y de toda la fuerza del Cielo durante la celebración eucarística?
- ¿Qué entiendo de estas palabras de la santísima Virgen María?: “Aquí tienes el tesoro más precioso”.
- ¿Por qué muchas veces me cuesta entender y confesar que Él que recibo en la Santa Comunión es Él mismo el Rey de Misericordia que quiere morar en mi corazón?
- ¿Por qué muchas veces mi alma no recibe el consuelo y no se fortalece, a pesar de acudir a misa y a la Santa Comunión?
- ¿Cuál ha de ser mi empeño o mi propósito hoy?
4. ORIENTACIÓN
- El cansancio, el relativismo, la pereza, el aburrimiento, el desánimo, etc. Suelen ser armas poderosas del maligno para apartarnos del camino de la gracia. Estamos llamados a esforzarnos para hacer de la oración nuestra vida,
- La Eucaristía es el lugar del Gran Milagro, momento especial del encuentro con el Señor, no se puede acercar a la santa Misa como nos acercamos a los bares (se recomienda acudir a la dirección espiritual en caso de alguna dificultad concreta),
- Se nos invita a ser conscientes de la presencia del Señor que viene Él mismo a alimentarnos con su presencia en la Santa Misa; hemos de reconocer la presencia de la virgen María que viene a consolarnos y acoger nuestras plegarias con ternura y las sube al Trono del Padre, hemos de ser conscientes que la misa es un lugar donde tenemos que salir con la paz y con una fe fortalecida;
- Estamos invitados a reconocer que Jesús es el mayor tesoro que hemos de buscar con confianza,
- El Rey de Misericordia quiere que “no seamos los consumidores de la hostia”, sino que seamos conscientes de recibirle a Él con un corazón agradecido y arrepentido para que Él gobierne nuestras vidas,
- Para fortalecer nuestra alma, estamos invitados a acudir al Señor con sinceridad y con confianza,
Propósitos de hoy:
- Conversar con el Señor con sinceridad y confianza para fortalecer mi alma,
- Reconocer que todo lo que pido al Señor con confianza, Él me lo dará, si es conforme a su voluntad,
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día. (Ejercicio cotidiano).
COMPARTIR EN GRUPO, EN FAMILIA O MEDITAR PERSONALMENTE (Reflexionar personalmente, sentir y gustar lo que el Señor te comunica a ti en este momento para ayudarte en la meditación y en la oración.) (SILENCIO) En el silencio del corazón, meditemos las frases o palabras que nos han llamado la atención de manera personal, y descubramos con la luz del Espíritu Santo: ¿Por qué esa palabra o frase me ha tocado a mí? ¿Qué me quiere decir el Señor hoy, a mí, personalmente?
5) PRECES y ACCIÓN DE GRACIAS (INTENCIONES LIBRES)
- Pidamos la gracia de renunciar a todo lo que pueda entristecer al Corazón de Jesús,
- Pidamos la gracia de acudir a la santa Misa con gozo y siendo consciente de que es un momento de un encuentro especial con el Tesoro más precioso,
- Orar por aquellos que se dejan vencer por la pereza y que viven bajo la influencia del maligno,
- Orar por conversión de aquellos que se ven dominados por la ceguera espiritual,
- Orar por los enfermos que han perdido la esperanza,
- Orar por los matrimonios donde no reconocen la presencia de Dios,
- Orar por las familias desunidas,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por las almas del purgatorio,
- Por nuestra humidad doliente y por nuestras intenciones personales.
- Padre Nuestro
- Ave
- Gloria
6. ORACIÓN FINAL:
Oh Jesús mío, Te ruego por la bondad de Tu dulcísimo Corazón, que se calme Tu ira y muéstranos Tu misericordia. Que Tus heridas sean nuestro escudo ante la justicia (72) de Tu Padre. Te conocí, oh Dios, como una Fuente de Misericordia con que se anima y alimenta cada alma. Oh, qué grande es la misericordia del Señor, por encima de todos sus atributos; la misericordia es el mayor atributo de Dios, todo lo que me rodea, me habla de ello. La misericordia es la vida de las almas, su compasión es inagotable. Oh Señor, míranos y trátanos según Tu piedad infinita, según Tu gran misericordia. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 611).
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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA
Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España
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