Orar con el Diario de Santa Faustina
Sábado, 01 de julio de 2023
TEMA:
El alma que confía en la bondad del Señor contemplará su Gloria
1. ORACIÓN INICIAL
ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO (Cardenal Verdier)
2. LECTURA
“(124) 28 I [1938]. Hoy el Señor me dijo: Escribe, hija Mía, estas palabras: Todas las almas que adoren Mi misericordia y propaguen la devoción invitando a otras almas a confiar en Mi misericordia no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi misericordia las protegerá en ese último combate….
Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado. A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas (125) tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso” (Santa María Faustina Kowalska, Diario, La Divina Misericordia en mi alma, Diario 1540-1541)
(Después de la lectura, observar unos cinco minutos de silencio orante: para que este mensaje entre en nosotros e ilumine nuestra vida. En este silencio, cada uno de nosotros ha de situarse en el relato que hemos escuchado y reflexionar personalmente, sentir y gustar lo que el Señor te quiere comunicar a ti en este momento para ayudarte en la meditación y en la oración). Preguntarte: ¿Qué me quiere decir el Señor hoy, a mí, personalmente? (Silencio).
A continuación, compartir en grupo, en familia o meditar personalmente
3. PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
- ¿Por qué me cuesta reconocer la grandeza de la devoción a la Divina Misericordia?
- ¿Soy realmente capaz de confesar que todo lo que dice el Señor es verdad y sus promesas siempre se cumplen?
- ¿Por qué me cuesta confiar en el Señor en los momentos de grandes dificultades?
- ¿Por qué siempre estoy preocupado(a) por el futuro, sabiendo que mi vida está en las Manos del Señor?
- ¿Por qué me suelo desesperar ante mis miserias en lugar de confiar en infinita Misericordia del Señor?
- Como alma afligida, ¿realmente suelo reconocer la gravedad de mis pecados con humildad ante el Señor y con un corazón contrito?
- ¿Qué diferencia existe entre la coronilla y la hora de la Divina Misericordia?
- ¿Qué entiendo por ser “devoto a la Divina Misericordia”?
4. ORIENTACIÓN
- Después de conocer esta devoción, solo se perderá el alma que lo desea. Si confías en el Señor no tienes que tener miedo, no perecerás ya que el Señor te defenderá siempre,
- El Señor nos invita a confiar en sus promesas, porque todo lo que dice se cumple, pero según su voluntad,
- Es importante saber que no podemos caminar solos, y si somos conscientes que le pertenecemos al Señor, no podemos tener miedo, porque solo Él puede controlar nuestras vidas,
- Hoy estamos invitados a ver nuestras miserias como puertas para que Dios entre en nuestras vidas,
- No podemos vivir con relativismo, hemos de ser conscientes de la gravedad de nuestros pecados y renunciar al mal para que empecemos a emprender el camino de la perfección con el propósito de vivir siempre en la presencia del Señor,
- El Señor quiere que seamos verdaderos devotos la Divina Misericordia, por eso es importante para nosotros aprender cómo serlo. Propuestas nuestras:
- Aclarar la confusión entre la coronilla y la hora de la Divina Misericordia,
- Evitar la falsa misericordia de pensar que siempre el Señor nos defenderá, aunque no hagamos esfuerzo. (es importante esforzarnos para renunciar a nuestra soberbia y depender a la gracia del Señor),
- Muy recomendado consagrar nuestras vidas a la Divina Misericordia: con esta consagración renunciamos a nosotros mismos y empezamos a depender del Señor quien se encargará de restaurar la dignidad de nuestras vidas.
Propósitos de hoy:
- Conseguir una buena formación para evitar la confusión sobre la devoción a la Divina Misericordia,
- Consagrar mi vida a la Divina Misericordia,
COMPARTIR EN GRUPO, EN FAMILIA O MEDITAR PERSONALMENTE (Reflexionar personalmente, sentir y gustar lo que el Señor te comunica a ti en este momento para ayudarte en la meditación y en la oración.) (SILENCIO) En el silencio del corazón, meditemos las frases o palabras que nos han llamado la atención de manera personal, y descubramos con la luz del Espíritu Santo: ¿Por qué esa palabra o frase me ha tocado a mí? ¿Qué me quiere decir el Señor hoy, a mí, personalmente?
5) PRECES y ACCIÓN DE GRACIAS (INTENCIONES LIBRES)
- Pedir la gracia de confiar siempre en el Señor,
- Pedir la gracia de ser verdaderos devotos a la divina misericordia,
- Pedir la gracia de alejarnos de caminos equivocados y vivir de la gracia del Señor,
- Orar por los que no confían en la bondad infinita del Señor,
- Orar por los enfermos que han perdido la esperanza y por los pecadores empedernidos,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por las almas del purgatorio,
- Por nuestra humidad doliente y por nuestras intenciones personales.
- Padre Nuestro
- Ave
- Gloria
6. ORACIÓN FINAL:
Oh Jesús mío, yo tengo una sola tarea en la vida, en la muerte y en la eternidad: y es adorar Tu misericordia inconcebible. Ninguna mente profundizará en los misterios de Tu misericordia, oh Dios, ni un ángel ni un hombre. Los ángeles se asombran del misterio de la Divina Misericordia, pero no lo pueden concebir. Todo lo que ha salido de las manos del Creador está encerrado en un misterio inconcebible, es decir, en las entrañas de su misericordia. Cuando lo considero mi espíritu desfallece, el corazón se me deshace de alegría. Oh Jesús, gracias porque, a través de Tu piadosísimo Corazón como a través de un cristal han llegado (132) a nosotros los rayos de la Divina Misericordia. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1553).
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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA
Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España
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