Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Sábado, 26 de agosto de 2023.

1. Reflexión:  

Había venido a Vilna por dos meses para sustituir a una hermana [57] que había ido a la tercera probación, pero permanecí algo más de dos meses.  Un día la Madre Superiora [58], deseando complacerme, me dio el permiso de ir, en compañía de otra hermana [59], a Kalwaria para hacer el llamado “paseo de los caminitos”.  Me alegré mucho.  Debíamos ir en barco, a pesar de que estaba tan cerca, pero tal fue el deseo de la Madre Superiora.  Por la noche me dijo Jesús:  Yo deseo que te quedes en casa.   Contesté: Jesús, ya todo esta preparado, debemos salir por la mañana, ¿Qué voy a hacer ahora?  Y el Señor me contestó:  Esta excursión causará daño a tu alma.  Contesté a Jesús: Tú puedes siempre remediarlo, dispón las circunstancias de tal forma que se haga Tu voluntad.  En ese momento se oyó la campanilla para el descanso.  Con una mirada saludé a Jesús y fui a la celda.

 Por la mañana hacía un día hermoso, mi compañera se alegraba [pensando] que tendríamos una gran satisfacción, que podríamos visitar todo, pero yo estaba segura de que no saldríamos, aunque hasta el momento no había ningún obstáculo que nos lo impidiera.

Primero debíamos recibir la Santa Comunión y salir en seguida después del agradecimiento.  De repente, durante la Santa Comunión, la espléndida mañana que hacía, cambió completamente.  Sin saber de dónde, vinieron las nubes y cubrieron todo el cielo, y empezó una lluvia torrencial.  Todos se extrañaban, ya que en un día tan bello ¿Quién podía esperar la lluvia, y que cambiara así en tan poco tiempo?

La Madre Superiora me dice: Cuánto siento que ustedes, hermanas, no pueden ir.  Contesté:  Querida Madre, no importa que no podamos ir, la voluntad de Dios es que nos quedemos en casa.  Sin embargo nadie sabía que era un claro deseo de Jesús que me quedara en casa.  Pasé todo el día en el recogimiento y la meditación; agradecí al Señor por haberme hecho quedar en casa.  En aquel día Dios me concedió muchas consolaciones celestiales. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 64-65). 

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de ser obedientes a la voluntad del Señor.
  • Oremos por los que no creen que nuestro Señor Jesucristo nos ama y cuida siempre de nosotros más allá de nuestras miserias humanas.
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósito del día:

Dejarme instruir por el Rey de misericordia.

Oración: 

Oh, Jesús, que admirable es Tu obrar.  Ahora veo que los hombres por si solos pueden muy poco, porque tuve la probación tal y como me había dicho Jesús. Ayúdame a ser obediente a tu voluntad y vivir siempre en tu presencia. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (Diario, 165).

 

 

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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA

Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España

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