Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Sábado, 14 de enero de 2023

1. Reflexión:

«Por la noche una grandísima añoranza se adueñó de mi alma.  Tomé el folleto [275] con la imagen de Jesús misericordioso y lo estreché a mi corazón y se me escaparon del alma estas palabras:  Jesús, Amor eterno, para Ti vivo, para Ti muero y deseo unirme a Ti.

Repentinamente vi al Señor en su belleza inconcebible que me miró benignamente y dijo:  (233) Hija Mía, también Yo por amor hacia ti he bajado del cielo, por ti he vivido, por ti he muerto y por ti he creado los cielos.  Y me abrazó a su Corazón y me dijo:  Dentro de poco; quédate tranquila, hija Mía.  Al quedarme sola, mi alma fue inflamada del deseo de sufrir hasta el momento en que el Señor dijera:  Basta.  Y aunque tuviera que vivir miles de años, a la luz de Dios veo que es solamente un momento» (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 853).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de reconocer que nuestro Señor Jesucristo nos ama con un amor eterno,
  • Pedir la gracia de acudir al Señor con confianza,
  • Orar por los enfermos que han perdido la alegría de vivir,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del día:

Sentir el abrazo del Señor y depender de su Misericordia.

4. Oración final: 

Oh Jesús dulcísimo que Te has dignado permitirme a mi miserable conocer esta insondable misericordia Tuya; oh Jesús dulcísimo que quisiste benignamente que yo hablara al mundo entero de esta inconcebible misericordia Tuya, he aquí hoy tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón misericordioso, es decir, Sangre y Agua, y las derramo sobre toda la faz de la tierra para que toda alma experimente Tu misericordia y, al experimentarla, la adore por los siglos infinitos. Oh Jesús dulcísimo que en Tu inconcebible bondad. Te has dignado unir mi corazón miserable a Tu Corazón tan misericordioso, pues entonces es con Tu propio Corazón que adoro a nuestro Dios Padre, como ningún alma jamás lo ha adorado. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO!  (cf. Diario 836).

 

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

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