Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 01 de octubre de 2023

1. Reflexión

Jesús ama a las almas escondidas. Una flor escondida es la que más perfume tiene dentro de sí.  Buscar un retiro para el Corazón de Jesús en mi propio interior.  En los momentos difíciles y dolorosos Te entono, oh Creador, un himno de la confianza, porque el abismo de mi confianza hacia Ti, hacia Tu misericordia, es inconmensurable.

Desde el momento en que empecé a amar el sufrimiento, este mismo dejó de ser sufrimiento para mí. El sufrimiento es el alimento continuo de mi alma.

No hablaré con cierta persona, porque sé que a Jesús esto no le agrada y ella no saca de eso ningún provecho. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 275-277). 

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de confiar plenamente en el Rey de Misericordia,
  • Pedir la gracia de mantener la calma y la serenidad ante el sufrimiento,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del día:

Estar en un ambiente que favorece el silencio interior.

Oración: 

A los pies del Señor, Oh Jesús escondido, Amor eterno, Vida nuestra, […] Te has olvidado de Ti Mismo y nos ves solamente a nosotros.  Aún antes de crear el cielo y la tierra, nos llevabas en Tu Corazón.  Oh Amor, oh abismo de Tu humillación, oh misterio de felicidad, ¿por qué es tan pequeño el número de los que Te conocen?  ¿Por qué no encuentras reciprocidad?  Oh Amor Divino, ¿por qué ocultas Tu belleza?  Oh Inconcebible e Infinito, cuanto más Te conozco Te comprendo menos; pero como no alcanzo a comprenderte, comprendo más Tu grandeza.  No envidio el fuego a los serafines, porque en mi corazón tengo depositado un don mayor.  (124) Ellos Te admiran en éxtasis, pero Tu Sangre se une a la mía.  El amor, es el cielo que nos está dado ya aquí en la tierra.  Oh, ¿por qué Te escondes detrás de la fe?  El amor rasga el velo.  No hay velo delante de los ojos de mi alma, porque Tú Mismo me has atraído desde la eternidad al seno de un amor misterioso.  Oh indivisible Trinidad, único Dios, a Ti honor y gloria por todos los siglos. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 227).

 

 

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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA

Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España

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