(95) Mi corazón es la morada estable de Jesús. Además de Jesús nadie tiene acceso a élDe Jesús recojo fuerzas para luchar contra todas las dificultades y contrariedades.  Deseo transformarme en Jesús para poder dedicarme perfectamente a las almas.  Sin Jesús no me acercaría a las almas, porque sé lo que soy yo por mi misma.  Absorbo a Dios en mí, para entregarlo a las almas (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 193).

 

ORIENTACIÓN

Después de los 33 días de preparación a la consagración a la Divina Misericordia en la Escuela de la Divina Misericordia, seremos llamados: almas consagradas a la Divina Misericordia y embajadores del Rey de Misericordia.

Como almas consagradas a la Divina Misericordia, somos conscientes de que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, más bien le pertenecemos al Rey de Misericordia y somos «cosa suya», todos nuestros asuntos son suyos y Él nos defenderá.

Estamos invitados a renunciar a nuestra propia libertad que es «nuestra debilidad» para que el Rey de Misericordia Sea el Único Maestro de nuestras vidas y guíe nuestros pasos en nuestro camino hacia la perfección.

Cuando hacemos las obras de Misericordia, estamos invitados a a hacer todo con el corazón, permitiendo que cada acción nuestra tenga impreso el sello del amor puro; hemos de buscar siempre la gloria de Dios y bien de las almas sin renunciar a nuestra propia libertad.

PREGUNTA OBLIGATORIA A TODOS LOS CONSAGRADOS A LA DIVINA MISERICORDIA

¿Qué tengo que hacer para que mi corazón, como alma consagrada a la Divina Misericordia sea una morada estable del Rey de Misericordia?

FORMA DE RESPONDER:

usar nuestros contactos si lo desea.

 

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