Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 27 de noviembre de 2022.

1. Lectura:      

DIALOGO DE DIOS MISERICORDIOSO CON EL ALMA QUE SUFRE

– Jesús:  Oh alma, te veo tan doliente, veo que ni siquiera tienes fuerzas para hablar Conmigo.  Por eso te hablaré sólo Yo, oh Alma.  Aunque tus sufrimientos fueran (86) grandísimos, no pierdas la serenidad del espíritu ni te desanimes.  Pero dime, niña Mía, ¿quién se ha atrevido a herir tu corazón?  Dímelo todo, dímelo todo, sé sincera al tratar Conmigo, descubre todas las heridas de tu corazón, Yo las curaré y tu sufrimiento se convertirá en la fuente de tu santificación.

– El alma:  Tengo tantas cosas variadas que no sé de qué hablar primero ni cómo expresar todo esto.

– Jesús:  Háblame simplemente, como se habla entre amigos.  Pues bien, niña Mía, ¿qué es lo que te detiene en el camino de la santidad?

– El alma:  La falta de salud me detiene en el camino de la santidad, no puedo cumplir mis obligaciones, pues, soy un sufrelotodo. No puedo mortificarme ni hacer ayunos rigurosos como hacían los santos; (87) además no creen que estoy enferma y al sufrimiento físico se une el moral y de ello surgen muchas humillaciones.  Ves, Jesús, ¿cómo se puede llegar a ser santa en tales condiciones? (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1487). 

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de acercarnos al Señor con confianza.
  • Oremos por los agonizantes y por los niños que pasan hambre.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.

Oración: 

Oh Jesús, Fuente de la vida, santifícame.  Fuerza mía, fortaléceme.  Única luz de mi alma, ilumíname.  Maestro mío, guíame; me confío a Ti como el recién nacido al amor de su madre.  Aunque todo se conjure contra mi y aunque me falte tierra bajo los pies, estaré tranquila junto a Tu Corazón.  Tu siempre eres para mi la más tierna de las madres y superas a todas las madres.  Te cantaré mi dolor con el silencio y Tu me comprenderás mejor que si me expresara de cualquier otro modo. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén.

3. Propósitos del día: 

Prestar siempre oído a la voz del Señor. 

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