Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Viernes, 26 de mayo de 2023

1. Reflexión

Año 1934.  El día de la Asunción de la Santísima Virgen no fui a la Santa Misa.  La doctora [139] no me lo permitió, pero oré con fervor en la celda.  Poco después vi. a la Virgen que era de una belleza indescriptible y que me dijo:  

Hija mía, exijo de ti oración, oración y una vez más oración por el mundo, y especialmente por tu patria.  Durante nueve días recibe la Santa Comunión reparadora, únete estrechamente al sacrificio de la Santa Misa.  Durante estos nueve días estarás delante de Dios como una ofrenda, en todas partes, continuamente, en cada lugar y en cada momento, de día y de noche, cada vez que te despiertes, ruega interiormente. Es posible orar interiormente sin cesar (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 325).

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de orar con el corazón y de hacer de la oración nuestra alegría de vivir.
  • Oremos por los ateos y todos los que no confían en el Señor y no conocen su amor.
  • Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
  • Por nuestras intenciones personales.
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósitos del día:

Pedir confiadamente el auxilio de la Virgen María.     

4. Oración Final:

Oh Señor, siento que mi corazón se llena de Tu amor, que los rayos de Tu misericordia y Tu amor han penetrado mi alma.  Heme aquí, Señor, que voy para responder a Tu llamada, voy a conquistar las almas sostenida por Tu gracia; estoy dispuesta a seguirte, Señor, no solamente al Tabor, sino también al Calvario.  Deseo traer las almas a la Fuente de Tu Misericordia para que en todas las almas se refleje el resplandor de los rayos de Tu misericordia, para que la casa de nuestro Padre esté llena y cuando el enemigo comience a tirar flechas contra mi, entonces me cubriré con Tu misericordia como con un escudo. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario, 1488).

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

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