Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Sábado, 10 de diciembre de 2022.

1. Reflexión:       

Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres.  Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas. Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia.  Yo supliré lo que te falta. 

Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos.  Cuando un alma se acerca a Mi con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas” (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1074). 

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de ser verdaderos embajadores del Rey de Misericordia, llevando el mensaje de la esperanza a los demás,
  • Oremos por los que buscan la felicidad y la solución a sus dificultades en caminos equivocados,
  • Oremos por los enfermos que han perdido la esperanza,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

Oración: 

Oh Dios que por Tu misericordia Te has dignado llamar de la nada a la existencia al género humano colmándolo generosamente de la naturaleza y de la gracia.  Pero para Tu bondad eso no [ha sido] suficiente.  Tú, oh Señor, en Tu misericordia nos das (102) la vida eterna.  Nos admites a Tu felicidad eterna y nos haces participes de Tu vida íntima y lo haces únicamente por Tu misericordia.  Nos concedes Tu gracia únicamente porque eres bueno y lleno de amor.  No éramos nada necesarios para Tu felicidad, pero Tú, Señor, quieres compartir con nosotros Tu propia felicidad.  Pero el hombre no resistió la prueba; habrías podido castigarlo como a los ángeles rechazándolo eternamente, pero aquí se manifestó Tu misericordia y Tus entrañas fueron sacudidas por una gran piedad y Tu Mismo prometiste reparar nuestra salvación.  No nos castigaste como lo habíamos merecido debido al inconcebible abismo de Tu compasión.  Que sea adorada Tu misericordia, oh Señor; la glorificaremos por los siglos…Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1743).  

3. Propósito del día:

Ser embajador del Rey de Misericordia y mensajero de la esperanza ante la humanidad doliente y ante los pecadores empedernidos.

 

[code_snippet id=12]