Reflexiones diarias, súplicas y oraciones
1. Reflexión
Al recibir la Santa Comunión le dije: Jesús, esta noche he pensado tantas veces en Ti, y Jesús me contesto: Y Yo también he pensado en ti antes de llamarte a la existencia. Jesús, ¿de qué modo pensaste en mi? En el modo de admitirte a Mi eterna felicidad. Después de estas palabras el amor de Dios ha inundado mi alma; no terminaba de asombrarme de cuánto Dios nos ama.
Cuando he caído nuevamente en el mismo error a pesar del propósito sincero de evitarlo, aunque esta caída era una pequeña imperfección y más bien involuntaria, no obstante sentí en el alma un dolor tan vivo que interrumpí mi trabajo y (42) fui por un momento a la capilla, y caí a los pies de Jesús; con amor y con gran dolor pedí perdón al Señor, tanto más avergonzada que por la mañana, hablando con Él después de la Santa Comunión le prometí fidelidad. De repente escuché estas palabras: Si no hubiera sucedido esta pequeña imperfección no habrías venido a Mí. Has de saber que cada vez que vienes a Mí humillándote y pidiendo perdón, Yo derramo sobre tu alma una inmensidad de gracias y tu imperfección desaparece ante Mí y veo solamente tu amor y tu humildad. No pierdes nada, sino que ganas mucho… (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario 1293).
2. Súplicas:
- Pidamos la gracia de encontrar nuestro refugio en el Sagrado Corazón de Jesús.
- Oremos por los pecadores empedernidos y por los matrimonios en crisis.
- Oremos por aquellos que viven bajo la influencia del enemigo.
- Por nuestra humanidad doliente,
- Por las almas del Purgatorio,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por nuestra Santa Iglesia Católica,
- Por nuestras intenciones personales.
3. Propósitos del día:
Realizar un acto de amor para consolar el Sagrado Corazón de Jesús.
- Rezar la coronilla a la Divina Misericordia
- Respetar la hora de la Misericordia
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día
4. Oración Final:
Que la omnipotencia de Tu misericordia, oh Señor, Sea glorificada en el mundo entero, que su culto no termine jamás. Alma mía, propaga la Divina Misericordia con ardor. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1298).
Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.
