Reflexiones diarias, súplicas y oraciones
Sábado, 03 de junio de 2023
1. Reflexión
(36) 27 [V 1937]. Corpus Cristi.
Mientras oraba oí estas palabras: Hija Mía, que tu corazón se llene gozo. Yo, el Señor, estoy contigo, no tengas miedo de nada, estás en Mi Corazón. En aquel momento conocí la gran Majestad de Dios, y comprendí que nada puede compararse con un solo acto de conocimiento de Dios. Toda grandeza externa desaparece como polvo frente a un solo acto del conocimiento más profundo de Dios.
El Señor ha infundido en mi alma una paz tan profunda que ya nada puede turbármela. A pesar de todo lo que sucede alrededor de mi no pierdo la tranquilidad ni por un instante; aunque se derrumbara el mundo entero, ni siquiera eso seria capaz de turbar la profundidad y el silencio dentro de mi donde descansa Dios. Todos los acontecimientos y las cosas más variadas que suceden están bajo sus pies.
Este conocimiento más profundo de Dios me da una total libertad, libertad espiritual y nada puede perturbar mi estrecha unión con Él; ni siquiera las potencias angélicas son capaces de hacerlo. Siento que soy grande cuando estoy unida a Dios. Qué felicidad la de tener el conocimiento de Dios en el corazón y vivir con Él en una estrecha intimidad (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1133-1135).
2. Súplicas:
- Pidamos la gracia de orar con el corazón y de vivir sin miedo.
- Oremos por las familias desunidas, por los niños abandonados y por los enfermos que no tienen acceso al médico.
- Por nuestra humanidad doliente,
- Por las almas del Purgatorio,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por nuestra Santa Iglesia Católica,
- Por nuestras intenciones personales.
3. Propósitos del día:
Reflexionar sobre la causa de mis miedos.
- Rezar la coronilla a la Divina Misericordia
- Respetar la hora de la Misericordia
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día
4. Oración Final:
Oh Jesús, deseo vivir del momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede nada. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario, 1183).
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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA
Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España
Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.
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