Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

1. Reflexión

(131) + Hoy, cuando Salí al jardín, el Señor me dijo: Vuelve a tu habitación aislada, porque te esperaré allí.  Al volver, vi inmediatamente al Señor Jesús que estaba sentado a la mesa y me esperaba.  Mirándome bondadosamente me dijo:  Hija Mía, deseo que ahora escribas, porque ese paseo no habría sido conforme a Mi voluntad.  Me he quedado sola y en seguida me he puesto a escribir.

+ Al sumergirme en la oración y unirme a todas las Misas que en ese momento se estaban celebrando en el mundo entero, rogué a Dios, a través de todas esas Santas Misas, la misericordia para el mundo y especialmente para los pobres pecadores que en ese momento estaban en agonía. Y en aquel momento dentro de mi recibí la respuesta de Dios, de que mil almas (132) habían recibido la gracia a través de la oración que yo había elevado a Dios.  No sabemos qué número de almas que podemos salvar con nuestras oraciones y nuestro sacrificio, por eso oremos siempre por los pecadores (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1782 & 1783).

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de hacer todo conforme a la voluntad del Señor.
  • Pidamos perdón al Señor por las veces que hemos buscado el amor propio en lugar de buscar siempre la voluntad del Señor.
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales

3. Propósitos del día:

Ser obediente a la voluntad del Señor.     

4. Oración Final:

Oh Dios de gran misericordia que Te dignaste enviarnos a Tu Hijo unigénito como el mayor testimonio de Tu insondable amor y misericordia.  Tú no rechazas a los pecadores, sino que también a ellos les abriste el tesoro de Tu infinita misericordia del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación, como toda santidad a la que un alma puede llegar.  Oh Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a Tu infinita misericordia. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario, 1122).

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

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