Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Martes, 21 de febrero de 2023

1. Reflexión:

«(50) + Oh humildad, flor hermosa, veo que son pocas las almas que te poseen. ¿Será porque eres tan bella y a la vez tan difícil de conquistar?  Oh si, una y otra cosa.  Dios Mismo se complace en ella.  Sobre un alma humilde están entreabiertas las compuertas celestiales y un mar de gracias fluye sobre ella.

Oh, qué bella es un alma humilde; de su corazón como de un incensario se eleva toda clase de perfumes particularmente agradables que atraviesan las nubes y alcanzan a Dios Mismo y llenan de gozo su Santísimo Corazón.  A tal alma Dios no niega nada; tal alma es omnipotente, ella influye en el destino del mundo entero; a tal alma Dios la eleva hasta su trono y cuanto más ella se humilla tanto más Dios se inclina hacia ella, la persigue con Sus gracias y la acompaña en cada momento con su omnipotencia.  Tal alma está unida a Dios de modo más profundo.  Oh humildad, arráigate profundamente en todo mi ser.  Oh Virgen Purísima, pero también humildísima, ayúdame a conquistar una profunda humildad (51).  Ahora comprendo por qué hay tan pocos santos, porque son pocas las almas profundamente humildes» (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1306).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de tener una devoción humilde y entregarnos confiadamente en las manos del Rey de Misericordia,
  • Orar por los que viven bajo la esclavitud de la soberbia,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del día:

Buscar una respuesta a la pregunta: ¿Por qué no soy humilde?

4. Oración final: 

Oh Dios, qué bueno eres, qué grande es Tu misericordia.  Con Tus grandísimas gracias me visitas a mí, el más miserable polvo que soy.  Cayendo de bruces a Tus pies, oh Señor, reconozco con toda la sinceridad de mi corazón que no me he merecido ni la más pequeña de Tus gracias y si Tu Te das a mi tan generosamente es sólo por Tu bondad inconcebible; por eso cuanto más grandes son las gracias que mi corazón recibe, tanto mayor es la humildad en la cual se sumerge. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1661)

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

 

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