Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Martes, 14 de febrero de 2023

1. Reflexión:

«Hija Mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él esta coronilla que te he enseñado. Al empezar a rezar la coronilla, vi a aquel moribundo entre terribles tormentos y luchas.

El Ángel Custodio lo defendía, pero era como impotente ante la gran miseria de aquella alma; una multitud de demonios estaba esperando aquella alma. Mientras rezaba la coronilla, vi a Jesús tal y como está pintado en la imagen. Los rayos que salieron del Corazón de Jesús envolvieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron en pánico. El enfermo expiró sereno. Cuando volví en mí, comprendí la importancia que tiene esta coronilla rezada junto a los agonizantes, ella aplaca la ira de Dios» (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1565).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de confiar en las promesas del Señor,
  • Orar por los moribundos y por las almas del purgatorio,
  • Orar por los que luchan por su propia conversión,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales

 3. Propósito del día:

Prestar atención a los consejos del Señor.

4. Oración final: 

ORACIÓN DE UN ALMA QUE SE DEJA SOSTENER POR EL SEÑOR (Santa Faustina)

Oh Jesús, dame fortaleza y sabiduría para atravesar esta pavorosa selva, para que mi corazón sepa soportar pacientemente el deseo ardiente de Ti, oh Señor mío. Permanezco siempre en sagrado asombro cuando siento que Te estás acercando a mí. Tú, el soberano del trono terrible, bajas al miserable destierro y vienes a una pobre mendiga que no tiene nada más que la miseria; no sé hospedarte, oh mi Príncipe, pero Tú sabes que Te quiero con cada latido de mi corazón. Veo Tu humillación, sin embargo, Tu Majestad no disminuye (255) a mis ojos. Sé que me amas con el amor del esposo y eso me basta, a pesar de que nos separa un gran abismo, porque Tu eres el Creador y yo Tu criatura. Pero el amor es la única explicación de nuestra unión, fuera de él todo es inconcebible; sólo con el amor se comprende la inconcebible familiaridad con la que me tratas. Oh Jesús, Tu grandeza me espanta y permanecería en un continuo asombro y temor si no me tranquilizaras Tu Mismo; Tú me haces capaz de tratar Contigo siempre antes de acercarte. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 885).

 

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

 

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