Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Martes, 03 de octubre de 2023

1. Reflexión

“(58) 10 X [1937].  Oh Jesús mío, para agradecerte por tantas gracias.  Te ofrezco el alma y el cuerpo, el intelecto y la voluntad y todos los sentimientos de mi corazón.  Con los votos me he entregado toda a Ti, ya no tengo nada más que podría ofrecerte.  Jesús me dijo:  Hija Mía, no Me has ofrecido lo que es realmente tuyo.  Me he ensimismado y he constatado que amaba a Dios con todas las fuerzas de mi alma; y sin poder conocer que era lo que no había dado al Señor, pregunté: Jesús, dímelo y Te lo daré inmediatamente con generosidad del corazón.  Jesús me dijo amablemente:  Hija, dame tu miseria porque es tu propiedad exclusiva.  En ese momento un rayo de luz iluminó mi alma y conocí todo el abismo de mi miseria; en ese mismo momento me abracé contra el Santísimo Corazón de Jesús con tanta confianza que, aunque tuviera sobre la conciencia los pecados de todos los condenados, no dudaría de la Divina (50) Misericordia, sino que, con el corazón hecho polvo, me arrojaría en el abismo de Tu misericordia.  Creo, oh Jesús, que no me rechazarías, sino que me absolverías con la mano de quien Te sustituye” (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1318). 

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de entregar confiadamente al Señor todas las miserias de mi pobre corazón,
  • Pedir la gracia de estar siempre preparados para recibir el perdón y la gracia del Señor,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósito del día:

Acercarme a la confesión con un corazón sincero y arrepentido.

Oración: 

Oh Jesús mío, deleite de mi corazón, Tu conoces mis deseos.  Quisiera esconderme a los ojos humanos, viviendo de modo como si no viviera.  Quiero vivir [con pureza] como una flor de campo; quiero que mi amor esté dirigido siempre hacia Ti, como la flor que gira siempre hacia el sol.  Deseo que el perfume y la frescura de la flor de mi corazón estén siempre guardados exclusivamente para Ti.  Quiero vivir bajo Tu mirada divina, ya que Tu solo me bastas.  Cuando estoy Contigo, oh Jesús, no tengo miedo de nada, porque nada puede dañarme. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (Cf. Diario 306). 

 

 

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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA

Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España

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