Reflexiones diarias, súplicas y oraciones
1. Reflexión
Dialogo entre Dios misericordioso y el alma que tiende a la perfección.
– Jesús: niña Mía, has de saber que el mayor obstáculo para la santidad es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las virtudes. Todas las tentaciones juntas no deberían ni por un instante turbar tu paz interior y la irritabilidad y el desanimo son los frutos de tu amor propio.
No debes desanimarte sino procurar que Mi amor reine en lugar de tu amor propio. Por lo tanto, confianza, niña Mía; no debes desanimarte, [sino que] venir a Mi para pedir perdón, porque Yo estoy siempre dispuesto a perdonarte. Cada vez que Me lo pides, glorificas Mi misericordia.
– El Alma: Yo reconozco lo que es más perfecto y que Te agrada más, pero enfrento grandes obstáculos para cumplir lo que conozco.
– Jesús: niña mía, la vida en la tierra es una lucha y una gran lucha por Mi reino, pero no tengas miedo, porque no estás sola. Yo te respaldo (92) siempre, así que apóyate en Mi brazo y lucha sin temer nada. Toma el recipiente de la confianza y recoge de la fuente de la vida no sólo para ti, sino que piensa también en otras almas y especialmente en aquellas que no tienen confianza en Mi bondad. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario 1488).
2. Súplicas:
- Pidamos la gracia de dejarnos guiar por nuestro Señor Jesucristo.
- Oremos por todos los que han perdido toda esperanza.
- Pidamos al Señor que tenga piedad de nuestra humanidad doliente y por el fin de la propagación de COVID-19 en el mundo entero.
- Por nuestras intenciones personales.
3. Propósito del día:
Dejarme respaldar por Mi Buen Jesús de la Divina Misericordia.
- Rezar la coronilla a la Divina Misericordia
- Respetar la hora de la Misericordia
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día
4. Oración Final:
Oh Señor, siento que mi corazón se llena de Tu amor, que los rayos de Tu misericordia y Tu amor han penetrado mi alma. Heme aquí, Señor, que voy para responder a Tu llamada, voy a conquistar las almas sostenida por Tu gracia; estoy dispuesta a seguirte, Señor, no solamente al Tabor, sino también al Calvario. Deseo traer las almas a la Fuente de Tu Misericordia para que en todas las almas se refleje el resplandor de los rayos de Tu misericordia, para que la casa de nuestro Padre esté llena y cuando el enemigo comience a tirar flechas contra mi, entonces me cubriré con Tu misericordia como con un escudo. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 1488).
Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.
