Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Lunes, 02 de enero de 2022

1. Reflexión:

“Una vez, vi de repente al Señor Jesús en una gran Majestad y me dijo estas palabras:  Hija Mía, si quieres, en este momento creo un mundo nuevo más bello que éste y pasarás en él el resto de tus días.  Contesté:  No quiero ningún mundo, yo Te deseo a Ti, oh Jesús, deseo amarte con el amor con que Tú me amas; Te ruego una cosa:

Haz mi corazón capaz de amarte. (53)  Me sorprende mucho, Jesús mío, que hagas tal pregunta, porque en realidad ¿qué haría yo con estos mundos, aunque me los des por millares?  ¿Qué provecho tendría?  Tú sabes bien, Jesús, que mi corazón muere de nostalgia por Ti; todo lo que está fuera de Ti, para mí no es nada.  En aquel momento no vi nada más, pero una fuerza envolvió mi alma y un extraño fuego se incendió en mi corazón, y entré en una especia de agonía por Él; entonces oí estas palabras:  A ningún alma Me uno tan estrechamente y de este modo como a ti y esto por la profunda humildad y el amor ardiente que tienes por Mi” (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 587).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de acercarnos al Señor con humildad,
  • Pidamos la gracia de tener un amor grande al Señor y de depender siempre de su Misericordia,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

 3. Propósito del día:

Estar siempre unidos al Rey de Misericordia. 

4. Oración final: 

Oh Santa Trinidad, Dios eterno, Te agradezco por haberme permitido conocer la grandeza y la diferencia entre los grados de la gloria que dividen a las almas.  Oh, qué grande es la diferencia entre un solo grado de más profundo conocimiento de Dios.  Oh, si las almas pudiesen saberlo.  Oh Dios mío, si pudiera conquistar uno más, soportaría con gusto todos los tormentos que habían padecido {todos] los mártires juntos. (68)  De verdad, todos estos tormentos me parecen nada en comparación con la gloria que nos espera por toda la eternidad.  Oh Señor, sumerge mi alma en el océano de Tu divinidad y concédeme la gracia de conocerte, porque cuanto mejor Te conozco, tanto más ardientemente Te deseo, y mi amor hacia Ti se fortalece.  Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO!  (cf. Diario 605).

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

Elije el santo patrono del año: https://www.santafaustina.es/patrones/ 

[code_snippet id=12]