Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Jueves, 05 de enero de 2023

1. Reflexión:

(246) 8 I. En la mañana del viernes cuando iba a la capilla a la Santa Misa, de repente vi en la vereda una gran mata de enebro y en ella un gato horrible que mirándome con maldad me impedía pasar a la capilla.  Una sola invocación del nombre de Jesús y todo desapareció. Ofrecí un día entero por los pecadores agonizantes.  Durante la Santa Misa sentí de manera particular la cercanía del Señor. 

Después de la Santa Comunión miré con confianza al Señor y le dije: Jesús, deseo mucho decirte una cosa, y el Señor me miró con amor y dijo: ¿Y qué es lo que quieres decirme?  Jesús, Te pido por el inconcebible poder de Tu misericordia que todas las almas que mueran hoy eviten el fuego infernal, aunque fuesen los pecadores más grandes; hoy es viernes, el memorial de Tu amarga agonía en la cruz; como Tu misericordia es inconcebible, los ángeles no se sorprenderán. Y Jesús me abraza a su Corazón y dijo:  Hija (247) amada, has conocido bien el abismo de Mi misericordia. Haré como lo pides, pero no dejes de unirte continuamente a Mi corazón agonizante y satisfaz Mi justicia. Debes saber que Me has pedido una gran cosa, pero veo que te la ha dictado el amor puro hacia Mi, por eso satisfago tu petición (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 873).

2. Súplicas:

  • Pedir la gracia de conocer el abismo de la misericordia del Señor,
  • Pidamos la gracia de dirigir nuestras necesidades al Señor con confianza,
  • Oremos por los agonizantes y por los que han muerto en pecado hoy para que les alcance la misericordia del Señor,
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales.

3. Propósito del día:

Pedir algo concreto al Señor a favor de una situación concreta en relación con los demás y no pedir nada para mí. 

4. Oración final: 

Oh María, Virgen Inmaculada, tómame bajo Tu protección más especial y custodia la pureza de mi alma, de mi corazón y de mi cuerpo. Tú eres el modelo y la estrella de mi vida. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario 874).

 

Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.

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