Reflexiones diarias, súplicas y oraciones

Domingo, 20 de agosto de 2023.

1. Reflexión:

(153) + Una vez me pidieron rezar por cierta alma. Decidí hacer en seguida una novena a la misericordia del Señor y a esa novena agregué una mortificación que consistía en llevar en ambas piernas una cadenita [151] durante la Santa Misa.  Hacia tres días que me ejercitaba en esa mortificación, cuando fui a confesarme y dije al Padre espiritual que había comenzado aquella mortificación con el supuesto permiso.  Pensaba que el Padre espiritual no tendría nada en contra, sin embargo oí algo contrario, es decir, que no hiciera nada sin permiso.  Oh Jesús mío, otra vez el arbitrio, pero no me desaniman mis caídas, sé perfectamente que soy la miseria.  A causa de mi salud no recibí el permiso y el Padre espiritual se sorprendió de cómo hubiera podido ejercitarme en mayores mortificaciones sin su permiso.  Le pedí perdón por mi comportamiento arbitrario o más bien por haberme guiado por permisos supuestos y pedí que cambiara [esas mortificaciones] por otras.  El Padre espiritual me las cambio por una mortificación interior que consistió en meditar durante la Santa Misa ¿Por qué el Señor Jesús se bautizo?  Esta meditación no era para mi ninguna mortificación, ya que hubo en ello una mortificación de la voluntad, visto que yo no hacia lo que me gustaba, sino lo que me había sido indicado y en eso consiste la mortificación interior.

Al alejarme del confesionario y empezar a hacer la penitencia, oí estas palabras: He concedido la gracia al alma, la cual Me habías pedido para ella, pero no por tu mortificación que habías escogido tu misma, sino solamente por el acto de obediencia total frente a Mi suplente he dado la gracia a esta alma, por la que has intercedido ante Mi y por la que has mendigado la misericordia.  Has de saber que cuando aniquilas en ti tu propia voluntad, entonces la Mía reina en ti. (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 364-365). 

2. Súplicas:

  • Pidamos la gracia de seguir intercediendo confiadamente por nuestros hermanos que sufren.
  • Oremos por los enfermos.
  • Por nuestra humanidad doliente,
  • Por las almas del Purgatorio,
  • Por las intenciones de la Virgen María,
  • Por nuestra Santa Iglesia Católica,
  • Por nuestras intenciones personales. 

3. Propósito del día:

Ser obediente a la voluntad del Señor.

Oración: 

¡Oh Jesús!, Dios Eterno, te doy gracias por tus innumerables gracias y bendiciones. Que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de acción de gracias a ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule por ti y para ti. Que sea mi alma un himno de adoración a tu misericordia. Te amo, Dios, por ti mismo. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amen ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (Diario, 1794).

 

 

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TESTIGOS DE LA DIVINA MISERICORDIA

Escuela de la Divina Misericordia
Madrid/España

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