Reflexiones diarias, súplicas y oraciones
1. Reflexión
Conferencia sobre el sacrificio y la oración.
(123) Hija Mía, quiero enseñarte a salvar las almas con el sacrificio y la oración. Con la oración y el sacrificio salvarás más almas que un misionero sólo a través de predicas y sermones. Quiero ver en ti una ofrenda de amor vivo, ya que sólo entonces tiene el poder frente a Mí. Tienes que ser aniquilada, destruida, vivir como si estuvieras muerta en tu esencia más secreta.
Tienes que ser destruida en este rinconcito secreto donde el ojo humano no llega nunca y entonces serás para Mi una ofrenda agradable, un holocausto, lleno de dulzura y perfume y tu fuerza será potente cuando intercedas por alguien. Por fuera tu sacrificio debe ser: escondido, silencioso, impregnado de amor, saturado de oración. Exijo de ti, hija Mía, que tu sacrificio sea puro y lleno de humildad para que pueda complacerme en él. No te escatimaré Mi gracia para que puedas cumplir lo que exijo de ti. Ahora te instruiré (124) en qué consistirá este holocausto en la vida cotidiana para preservarte de las ilusiones. Aceptarás con amor todos los sufrimientos; no te aflijas si muchas veces tu corazón siente repugnancia y aversión por este sacrificio. Todo su poder está encerrado en la voluntad, por lo tanto los sentimientos contrarios no sólo no disminuyen este sacrificio a Mis ojos, sino que lo hacen más grande. Has de saber que tu cuerpo y tu alma estarán a menudo en el fuego. Aunque en algunas horas no Me sientas, pero Yo estaré junto a ti. No tengas miedo, Mi gracia estará contigo….
Tercer día
Hija Mía, en esta meditación considera el amor al prójimo: ¿es Mi amor lo que te guía en el amor al prójimo?, ¿rezas por los enemigos?, ¿deseas el bien a quienes te han entristecido o te han ofendido de cualquier modo? Has de saber que cualquier (125) cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a Mi Mismo (Santa María Faustina Kowalska, La divina Misericordia en mi alma, Diario, 1767-1768).
2. Súplicas:
- Pidamos la gracia de dejarnos instruir por nuestro Señor Jesucristo en el silencio de nuestros corazones; pidamos la gracia de acercarnos al Señor con una devoción humilde.
- Oremos por los inmigrantes que viven situaciones de discriminaciones sociales y por los gobernantes de las naciones en conflictos.
- Por nuestra humanidad doliente,
- Por las almas del Purgatorio,
- Por las intenciones de la Virgen María,
- Por nuestra Santa Iglesia Católica,
- Por nuestras intenciones personales.
3. Propósitos del día:
Prestar atención a todo lo que el Señor tiene preparado para mí.
- Rezar la coronilla a la Divina Misericordia
- Respetar la hora de la Misericordia
- Procura realizar al menos una obra de Misericordia a lo largo del día
4. Oración Final:
Oh Jesús, Amor mío. Tu sabes que en las relaciones con el prójimo, sólo desde hace poco me guío exclusivamente por Tu amor. Solamente Tú conoces mis esfuerzos encaminados a alcanzar este fin. Ahora me resulta más fácil, pero si Tú Mismo no hubieras encendido este amor en mi alma, no habría logrado perseverar en él. Es gracias a Tu amor Eucarístico que me inflama cada día. Oh Mi Buen Jesús Misericordioso, Rey de Misericordia, confío en Ti y solo en Ti espero. Amén. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! (cf. Diario, 1769).
Libro correspondiente a estas reflexiones: Disponible aquí.
