24/11/2022 – Jueves de la 34ª semana del Tiempo Ordinario

Evangelio del día:

… Me das una gran gloria y adquieres méritos para ti.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21,20-28

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

 «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Palabra del Señor
 

Del Diario de Santa Faustina, 28.

«En algún momento Jesús me dijo: Ve a la Madre Superiora [36] y dile que te permita llevar el cilicio [37] durante siete días, y durante la noche te levantarás una vez y vendrás a la capilla. Contesté que sí, pero tuve cierta dificultad en hablar con la Superiora. Por la noche Jesús me preguntó: ¿Hasta cuándo lo vas a aplazar? Decidí decirlo a la Madre Superiora durante el primer encuentro. Al día siguiente, antes del medio día, vi que la Madre Superiora iba al refectorio y como la cocina, el refectorio y la habitación de Sor Luisa están casi contiguas, entonces invité a la Madre Superiora a la habitación de Sor Luisa y le comuniqué lo que el Señor Jesús solicitaba.  La Madre Superiora me contestó: No le permito llevar ningún cilicio.  En absoluto.  Si el Señor Jesús le da la fuerza de un gigante, yo le permitiré estas mortificaciones.  Me disculpé con la Madre por haberle ocupado el tiempo y salí de la habitación.  Entonces vi al Señor Jesús en la puerta de la cocina y dije al Señor:  Me mandas ir a pedir estas mortificaciones y la Madre Superiora no quiere permitírmelas. Entonces Jesús me dijo: Estuve aquí durante la conversación con la Superiora y sé todo.  No exijo tus mortificaciones, sino la obediencia.  Con ella Me das una gran gloria y adquieres méritos para ti».

Intención del día: 

Pidamos la gracia de ser obedientes a la voluntad del Señor y estar abiertos a su modo de proceder en nuestras vidas.

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Bendiciones y feliz día a todos, recuerden siempre: no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración (Santa Faustina Kowalska, Diario 146)

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«Y no hay alma que no tenga el deber de orar,  porque toda gracia fluye por medio de la oración»  (Diario 146).

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